lunes, 13 de julio de 2009

EL BROTE. ALGO EXTRAÑO ME OCURRE


De vacaciones en Bilbao, en junio de 2009, empiezo a sentir cosas muy raras dentro de mi cuerpo. Al principio, un hormigueo en las manos al que no doy mayor importancia, pues pienso que es algo postural y que se me va a pasar en unos minutos.
Nada más lejos de la realidad, porque poco a poco fue extendiéndose a las piernas, los pies, las manos y sobre todo al tronco, desde el pecho hasta la pelvis.
Al hormigueo le sucede un endurecimiento muscular que hace que sienta una rigidez marmórea, me siento abrazado permanentemente.
No puedo conciliar el sueño porque no siento mis apoyos en el colchón y el peso de la zona rígida se clava como una cuña sobre la zona que está blanda. Físicamente no es así, porque me toco y no hay resistencia ni dureza al masajearme y eso me desconcierta.
De regreso a casa, me voy derecho al hospital. Había quedado con mi neurólogo para una exploración y tras una resonancia y una radiografía, me confirma el diagnóstico.
Todavía me cuesta decir “Tengo EM” y desde ese día, me persigue la “nube negra” con esas terribles letras bien grandes EM, como al pequeño indio del cómic. No me olvido en todo el día de lo que me pasa, porque los síntomas del brote insisten en recordármelo.

1 comentario:

  1. Creo que ahora mismo, aunque quisiera no me saldrían las palabras, recuerda que somos muchos los afectad@s y tenemos y debemos salir adelante, aunque sólo sea por nuestros seres queridos. Ánimo y recupérate pronto.
    Besos

    ResponderEliminar